Un espacio para difundir recuerdos e historia del barrio de Tlaxcala, en San Luis Potosí, sus tradiciones y su Casa, y acaso algunas miradas a los otros seis barrios tradicionales de la capital del estado y a la historia de SLP.
viernes, febrero 09, 2007
La Casa de Cultura del Barrio de Tlaxcala
(este "post" y otros más son parte de un cuadernillo que se iba a editar con motivo del quinto aniversario de la Casa de Cultura del Barrio de Tlaxcala. Ojalá se logre una memoria para el sexto)
Al norte de la ciudad de San Luis Potosí, donde hace más de cuatro siglos los españoles asentaron a un grupo de familias indígenas que vinieron desde el sur a “enseñarles” a los naturales de la región cómo vivir civilizadamente, está el Barrio de Tlaxcala. Civilización y naturaleza, independencia y cambios se unieron para darle identidad al barrio.
Allí, en el eje vial Ponciano Arriaga, en el número 883, pasando el jardín y poco antes de llegar a la avenida de la Paz, está una Casa que se escribe con mayúsculas, porque es la Casa de Cultura del Barrio de Tlaxcala. Aunque no muy visible entre talleres mecánicos, una banqueta microscópica y el paso de muchos vehículos, en este 2006 la Casa cumplió cinco años de trabajo y sus poco más de 120 alumnos en los talleres de guitarra, teclado, canto, pintura infantil, bailes finos de salón, cocina, manualidades y taekwondo dan fe de sus resultados.
Al entrar, por la mañana o por la tarde, casi siempre nos encontramos con la sonrisa de Ma. Guadalupe Ochoa Hernández, la directora de la Casa, mejor conocida como Lupita, quien en un pequeño y algo maltrecho escritorio se las arregla para tener toda la documentación del centro, la de los alumnos y otros papeles. Cuando no está es porque anda en la Secretaría de Cultura haciendo labores de gestión.
El edificio de dos plantas tiene un espacioso recibidor que funciona como salón de usos múltiples, donde se realizan la mayoría de las clases, tres cuartos (uno abajo y dos arriba), una cocina y, en la parte de atrás, otro salón de usos múltiples, que ha sido escenario de numerosos recitales de sus alumnos y es el espacio donde los pequeños taekwondoines lucen sus mejores katas.
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