jueves, noviembre 03, 2016

Fundación de San Luis Potosí

Festejar el 3 de noviembre de 1592 como día de la fundación de San Luis Potosí es como si sus habitantes festejáramos el día en que nuestros padres nos llevaron a inscribir al Registro Civil.

Es negar la anterior existencia de habitantes chichimecas y tlaxcaltecas y fijarnos solo en la fecha designada por los españoles.

En realidad el valle se empezó a poblar en 1590. En ese entonces el marqués de Villamanrique le informó a su sucesor como virrey, que en las tierras chichimecas había dejado ya "siete poblaciones que se van haciendo en Galicia, en el Valle de San Luis, y en el de Mexquitic, y San Francisco, Las Charcas, Tequaltiche, Tealtenango, San Andrés y otras partes, se les diesen algunos indios amigos y maíz y diez yuntas de bueyes y un español con sueldo de soldado para que les mostrase a cultivar y arar la tierra y fuesen cogiendo su fruto y aficionándose a la cultura y vida política". En 1591 llegaron las familias tlaxcaltecas, que se quedaron en lo que hoy es la Plaza de los Fundadores, hasta marzo de 1592, cuando se descubrieron los yacimientos minerales de Cerro de San Pedro y se movieron —se supone que "por las buenas"— al norte, al pueblo (hoy barrio) de Tlaxcalilla.

El acta de fundación dice:
"Señalen parte cómoda para hacer la poblazón que se ha de hacer para los mineros de las dichas minas de Potosí, y adonde puedan con más comodidad los dichos mineros asentar y beneficiar sus minas, han conferido y tratado dónde se podrá hacer el dicho pueblo, que esté sin perjuicio de los indios naturales, con los cuales se ha tratado y comunicado, y ellos han sido y son de parecer que se haga la dicha poblazón en el pueblo de San Luis, y ansí les ha parecido por la comunicación que los naturales ternán con los españoles; y para que se ponga en ejecución y se haga la dicha poblazón, visto el consentimiento y ser con voluntad de los dichos naturales han acordado de hacer e fundar la dicha poblazón en el pueblo que se dice de San Luis".
 La firmaron el capitán Miguel Calderas y Juan de Oñate, alcalde mayor de las minas de San Pedro. Se trazaron las primeras calles, se repartieron tierras. Y de ahí pal real, como se dice.

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