viernes, febrero 09, 2007

Disfrutar todo el arte desde niños


El taller de pintura infantil de la Casa de Cultura del Barrio de Tlaxcala lo imparte desde que empezó este centro el Mtro. José Pablo Benjamín Serrano García, quien toda su vida ha sido vecino del barrio, en la populosa calle de Ponciano Arriaga:

"Me acuerdo mucho de las posadas. De hecho, al final de la cuadra de mi casa hacían una posada y había una señora que abría la puerta a todo mundo. Eso sí, teníamos que decir toda la letanía; y tenía todo un cuarto completamente adornado con un nacimiento y había piñatas, eso era muy interesante. Nosotros éramos ajenos, en el sentido de la familia, simplemente éramos vecinos. Entonces era muy padre".

En el primer año de actividades tuvieron tres primeros lugares en algunos concursos. Luego vinieron dos segundos lugares y menciones honoríficas. Sus alumnos han expuesto en, por ejemplo, la casa de cultura de Santa María del Río.

Pablo es también el diseñador oficial de las invitaciones de la Casa y, como Lupita y el resto de su equipo, es incansable promotor de las actividades culturales. Se acuerda de que el padre Carlos, uno que está en Camino a Belén (un programa televisivo navideño iniciado por el sacerdote poeta Joaquín Antonio Peñalosa), nada más lo veía y exclamaba: “ya vienes otra vez, vade retro Satán con tu cultura”.

Antes que Nuestra Casa ya estaban las de San Sebastián, San Miguelito y la de la colonia Industrial Aviación. Pablo pensaba: “bueno ¿y entonces por qué Tlaxcala, que es uno de los principales barrios, de los más tradicionales, no cuenta con una Casa?” Tlaxcala estaba olvidado.

Él lo atribuye a varios factores, entre los que destaca el crecimiento de la Tercera Grande, a donde incluso se llevaron imágenes religiosas y se hacen entradas de cera que antes eran casi exlusivas de la parroquia. “Obviamente, la gente se divide y mucha gente se va a la Tercera. Y por ahí también hay un trabajo de promotoría de un profesor y también empieza a hacer unos pininos de trabajo con niños, de pintura, de talleres, de literatura, etcétera”.

El otro problema, como sucede a nivel estatal y nacional, es la migración de los pobladores. “Las tradiciones desaparecen poco a poco porque empiezan a desaparecer los niños, que se vuelven adolescentes y adultos y emigran a otros lados, entonces los barrios se vuelven como flotantes”. Pero los cambios culturales que se dan en toda sociedad, cuando llegan unos y se van otros, exigen soluciones de tipo cultural.

Como profesor, Pablo asevera que la constancia es vital, y que es necesaria tanto de parte de él como de padres de familia, escuelas e instituciones. “Sostener las cosas, eso es lo vital. Se podrían abrir montones de casas, montones de museos, puede haber muchos promotores, pero sostener la actividad, eso sí es un problema. Y si lo haces de manera independiente cuesta el doble, no sólo en el aspecto económico, que quizá es muy recurrente, sino en el tiempo que tú le das a cierta actividad”.

"Algunos padres de familia me comentaban: ¿Y usted qué espera, que todos sus alumnos sean pintores? Y yo decía: “bueno eso es un ideal, es utópico que todos sean pintores”. Pero si no lo son, espero que si están enfrente de alguna actividad o manifestación artística, la disfruten; más allá de si son pintores, gente de teatro, literatos, etc. Si tienen la vocación de dedicarse a eso pues qué padre, y si uno sirvió a eso, excelente. […] las artes no son para entretener a los niños o a los adolescentes, son un proceso de sensibilización y de autocrítica; y eso se los va a dar, obviamente, el trabajo que se hace, se da esa manifestación de apreciar, de tener los sentidos muy abiertos".

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